Scan barcode
A review by loulamaga
Panza de burro by Andrea Abreu
4.0
Qué difícil es crecer. En algún momento alguien consideró que la infancia era un edén perdido... un paraíso, tras el cual todo va a peor, porque la adultez matiza la vida con deberes y pecados. ¿Pero qué infancia es perfecta? Panza de Burro es un libro atroz que nos deja ver el dolor de crecer, no si dejar de ser -claro- interesante y profundo este proceso.
Dos amigas, quizá una que ama más que la otra, una más inocente que la otra, una más pequeña que la otra. La vida es así, no siempre somos pares por completo. Isora es el objeto del amor, la atracción, admiración y el odio de la protagonista de esta novela que tiene un lenguaje propio.
Una historia de crecimiento que lleva en las entrañas mucha pérdida temprana. Hay amistad, pero también hay abuso, mucho abuso que termina por doler tanto.
Me da la sensación de que los niños en el barrio crecen silvestres y por ello están expuestas a la fuerza de la naturaleza humana. Me gusta este ambiente de barrio, de pueblo pequeño, de fraternidad y ceguera de lo inmediato (que tanto que está ahí lo das por sentado).
El lenguaje es muy de terruño y a veces cuesta, pero finalmente no hay infancia que no se halla vivido con ciertos raspones, en las rodillas y en el corazón.
Dos amigas, quizá una que ama más que la otra, una más inocente que la otra, una más pequeña que la otra. La vida es así, no siempre somos pares por completo. Isora es el objeto del amor, la atracción, admiración y el odio de la protagonista de esta novela que tiene un lenguaje propio.
Una historia de crecimiento que lleva en las entrañas mucha pérdida temprana. Hay amistad, pero también hay abuso, mucho abuso que termina por doler tanto.
Me da la sensación de que los niños en el barrio crecen silvestres y por ello están expuestas a la fuerza de la naturaleza humana. Me gusta este ambiente de barrio, de pueblo pequeño, de fraternidad y ceguera de lo inmediato (que tanto que está ahí lo das por sentado).
El lenguaje es muy de terruño y a veces cuesta, pero finalmente no hay infancia que no se halla vivido con ciertos raspones, en las rodillas y en el corazón.